Rutina

Acciones repetidas día tras día, eso es lo que nos hace vivir la vida más deprisa. Asimismo, la vida se compone de esas acciones repetitivas, constantes, correlativas e incesantes que suceden día tras día y de las cuales nos hacemos, al menos la gran mayoría, adictos. Si un día cualquiera te cambia por completo y no sigue el ritmo habitual al que estás acostumbrado, te sientes extraño, sin pautas e incluso a veces desconcertado e incómodo. Cuando te mudas a otro lugar, intentas imitar la rutina que seguías antes, pero es imposible: los lugares cambian, la gente cambia, la forma de comunicarse también cambia... Tantas diferencias entre ambos países hacen que tu vida acabe siendo, en gran parte, muy distinta a como la vivías en el país en el que residías anteriormente.

Pero planear aventuras de un día para otro también hacen de esa vida rutinaria una un poco más emocionante y divertida. Explorar todas y cada una de las calles de tu nueva ciudad, visitar las localidades colindantes, empaparte de su cultura y su forma de ver el mundo... Esas diferencias, esos nuevos obstáculos y descubrimientos a los cuales nos enfrentamos también nos hacen crecer como personas. Y, entre todas estas diferencias, hemos de encontrar las similitudes, esos pequeños detalles que nos sigan haciendo tan felices como antes. Lo distinto, lo diferente al principio asusta, pero hemos de aprender a deshacernos de las etiquetas que nos impiden ahondar más allá de lo que parece una superficie impenetrable en un primer vistazo.

Un día escribí una breve reflexión que trataba sobre la posibilidad de que una simple fachada de piedra pudiera esconder una larga y misteriosa historia detrás. Esa fachada, concretamente, era uno de los monumentos más impresionantes e importantes que han marcado tanto la historia de un país como la historia de la humanidad: Stonehenge. Ayer, tuve la suerte y la oportunidad de ver, no solo las piedras, sino ver también la historia que esconden en su interior con mis propios ojos. Esa serie de trilitos colocados formando un círculo, a través de una pantalla, un día fueron fuente de inspiración y, hoy, me han dejado absolutamente sin palabras. Esta visita que ha trastocado mis planes y ha cambiado (aunque solo un poquito) mi rutina, ha hecho que el día de ayer, que podría haber sido un día de lo más normal, se convirtiera en un punto de inflexión en esta sucesión de actividades repetitivas, constantes, correlativas e incesantes que es (como la de todos) mi vida.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Navidad

Bombones

Afecto