Navidad

13 de diciembre de 2017

Creo que pocas veces me he puesto tan nerviosa como ahora. Se acercan las fiestas y junto con ellas mi vuelta a casa por un mes. Estoy ilusionada y con ganas de volver a ver y encontrarme con todo aquello que dejé allí pero que sé con seguridad que sigue allí mismo donde lo dejé. Familia, amigos, mi habitación... Parece mentira que ya hayan pasado casi tres meses desde que me instalé (temporalmente) aquí. El tiempo ha pasado igual de rápido que de despacio. Se me ha pasado volando en cuanto al conjunto de tiempo total, los noventa días han volado y casi no me he dado ni cuenta. Por otro lado, ha habido días que se me han hecho eternos debido a la continua monotonía con la que han transcurrido. Aún así, no voy a poder llevarme el 100% de mi mente a Barcelona, ya que una parte seguirá aquí, pensando en todos los trabajos que tengo que hacer y entregar para cuando vuelva de nuevo a tierras inglesas.


31 de diciembre de 2017

La mitad de las fiestas ya han pasado y tengo sentimientos encontrados. Por un lado, no he podido olvidarme ni un segundo de cómo hablar inglés porque desde que aterricé que he estado muy liada con los trabajos que tengo que entregar durante estas próximas semanas. Por otro lado, he estado igual de ocupada saludando y visitando a la gente que esperaba mi llegada, así como comiendo y cenando sin parar un día tras otro. Hoy, además, tras doce dulces uvas verdes daré por terminado un año lleno de cambios y emociones distintas para dar paso a otro igual de distinto a lo que han sido la mayoría de años que llevo vividos. Cada año se me pasa muy rápido pero, al recordarlo todo hacia atrás, me doy cuenta que 365 días son muchos días, muchas horas en total... Y entonces recuerdo lo afortunada que soy de ser quien soy, de poder escoger quién quiero llegar a ser y de poder tener libertad plena a la hora de decidir cómo vivir mi vida.


16 de enero de 2018

Hoy vuelvo a mi otro hogar, "dulce" hogar. Estos días he echado de menos que la nieve y el frío gélido (propios de Inglaterra) me acompañasen durante las fiestas y les dieran un toque más navideño aún, aunque los cálidos rayos de sol que me acariciaban la cara al pasear por las calles de mi estimada ciudad me han sentado genial. Volver por segunda vez a estar tres meses separada de lo que más quiero es distinto: se me hace más largo aún pero lo sobrellevo con más fuerza que la primera. Me llevo de vuelta las miradas tiernas, las risas con un cierto regusto amargo y triste, los cálidos abrazos, los olores dulces... y una maleta llena de jerséis nuevos para no pasar frío.


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